Nota del director: Relato de un despertar

En esos días estábamos viviendo en Buenos Aires, era nuestro segundo año por Argentina. Ese 18 de octubre del 2019 junto a Claudia, mi compañera, nos enteramos por los medios chilenos y las redes sociales del comienzo del estallido, siguiendo minuto a minuto durante el día y la noche...

Nos hacía sentir muy alegres porque por fin los chilenos se habían levantado por una causa justa que nos involucra a todos. A la vez, nos sentíamos angustiados por ver tanta violencia que ocurría en nuestro país. Cuando me entero que el presidente había sacado a los militares a la calle, fue mi peor decepción sobre “la democracia”. No podía creer lo que estaba sucediendo, en un país que dice ser “Democrático” se decreta toque de queda y el presidente Piñera le declara la guerra a su propio pueblo, diciendo: “Estamos en Guerra”. Fua... Me caí de raja. Las imagenes que veíamos en redes sociales eran: Protestas repletas de canticos anti constitución de Pinochet, anti machismo, anti privatización de las pensiones y mejoras a la salud publica. Millares de personas en todo Chile en las calles con sus cacerolas, las que, golpeadas por cucharas de palos, protestaban. Por el lado del gobierno, carros blindados de militares, con armadura y armamento de guerra en mano, suma a los cerdos policías "Pacos, A.C.A.B" custodiados bajo el manto del ministro del interior, Chadwick. Lanzando agua desde sus carros blindados, pasando por encima intoxicando todo a su alrededor con sus gases y atacando al pueblo que pedía por una causa “justa”. – Justa me refiero, para todos por igual.

Esos días previos al 18 de octubre en Buenos Aires yo estaba en clases aún, viajaba todos los días desde capital hacía Avellaneda a cursar la carrera de Cine, casi entrando en los exámenes finales. Claudia ya había terminado de estudiar “Panadería y Pastelería” y estaba trabajando en un restaurant pirulo en Palermo.

En Santiago de Chile unos alumnos saltaron el torniquete del metro y fueron apabullados por los medios, Congreso y Gobierno. Además, muy fuertemente reprimidos por la seguridad civil. Fue ahí, todos de una buena vez salieron a las calles a manifestarse por más de 30 años de abusos ¿Qué abusos? Nosotros los chilenos la teníamos clara y entendíamos el movimiento, los que no entendían mucho eran nuestros nuevos amigos. Estábamos en Buenos Aires en esos días y nuestros cercanos, argentinos la mayoría y el resto migrantes como nosotros, nos preguntaban insistentemente sobre la situación de Chile, y que a la vez les impresionaba tanto la forma en que, de un momento a otro, se fue todo a la mierda… Y todo comenzó por el alza del “subte”. Tratábamos de meterlos en la historia y explicarles que, aunque ya no hay dictadura, vivimos bajo sus condiciones ya que es la constitución que escribió Pinochet. Nos entendían y apoyaban, a la vez estaban tan sorprendidos por la garra y la fuerza con que cada chileno salía a la calle a protestar. La mañana del 21 de octubre, al revisar nuestros celulares, encendimos la tele, y no dimos más. Revisamos nuestras cuentas, metimos las manos a los ahorros y sacamos pasaje para esa misma tarde. Tuvimos que salir rápidamente a pagar el alquiler del departamento, correr por las calles de gran Capital, desde Congreso hasta Belgrano. Volvimos y comenzamos el armado de maletas, comencé a documentar desde ese mismo momento. Viajamos hacía el Aeropuerto “El Palomar” y en ese transcurso avisamos a nuestras familias, en Santiago quedaron muy sorprendidos por nuestro viaje sorpresivo. Amigos y cercanos supieron a última hora que ese mismo día volábamos para estar con nuestra gente.

Aterrizamos en Santiago de Chile a eso de las 23:00, pleno toque de queda, por suerte, el Pancho Latorre, un primo, tenía salvoconducto y nos fue a buscar. Había mucha gente en el aeropuerto sin poder moverse, tuvimos mucha suerte. He vivido toda mi vida en Renca, así que el viaje fue corto desde Pudahuel. Al ir avanzando por las calles nos impactó verlas tan vacías un día martes a las 23:50. En Argentina y en el mundo, pensaban que los chilenos habían dejado el tremendo despelote porque les subieron $30. del metro. Entonces ahí se concentraba mi idea. Explicar que no fue el metro, sino que: la salud, la educación y las previsiones, por generalizar. Sabía por donde entrar al tema, pero no sabía la forma, solo me dedicaba a registrar… ya tendría tiempo para pensar en ello. La noche del martes 21 de octubre ya instalado en la casa de mi Madre en la comuna de Renca, comencé a preparar los equipos para salir al día siguiente a marchar. Armado con mi cámara, un micrófono, un par de baterías, otro lente y un cartel que decía: Cine independiente. Al día siguiente, a las 10:00 am. nos fuimos a una marcha en el centro de Santiago junto a mis primas y uno de sus novios.

En las noches me iba a distintas casas a hacer las entrevistas. Durante esos días hablé con Marisel Negroni y Miguel Contreras, quienes habían registrado las marchas anteriores. Amablemente me entregaron su material para poder colaborar con el documental. Me traje a Argentina 200 GB de material. Mi idea era hacer un documental más elaborado y con más duración, pero primero había que explicarles a todos por qué Chile despertó. El objetivo era crear una pieza audiovisual que abarcara toda la problemática, y mostrárselo a un extranjero. Así entenderían las razones y las molestias de los chilenos. La idea era poner en contexto a todo el mundo. Hice un llamado por las redes sociales, pero, nadie me tomó muy en cuenta. Así que recurrí a mis amigos y mis cercanos, los que sabía tendrían argumentos suficientes para elaborar un discurso bonito y detallado. Llamé a personas con las que he tenido el gusto de compartir momentos, ya sea en el barrio o trabajando. Con las que he ido al cine y hemos debatido. También con los que nos hemos tomado unas piscolas. Personas de confianza, con las que de alguna u otra manera hemos tratado de arreglar el mundo. También es una representación de varias regiones del país, no tan solo santiaguinos. Por ejemplo: Rod y José son de Curicó. Jordan es de Calama, Luis Abarca es de Linares, Luis Soto es de Rancagua. Todos en la Capital producto de la centralización.

Volvimos a nuestro hogar en Buenos Aires el primero de noviembre de ese 2019. Tuve unos días de filmación de un concurso de cortometrajes que nos habíamos inscrito con nuestros compañeros, yo era el director y no podía fallar. Después de un fín de semana de 72 horas de filmación, descansé...

Al retomar comencé de lleno a revisar el material, eran horas de entrevistas. Mientras yo editaba, Coke Castro, director de arte, se encargaba de las gráficas y, además, se le ocurrió el título del documental. Tardé 3 días en tener el primer corte... "Cuando terminé de editar, lloré... Quizás lloré como nunca lo había hecho hasta ese entonces. Venía arrastrando una pena interna tan fuerte que necesitaba llorar. La pena no era por Chile, pero sí por los que están ahí. Lloré por este fuego interno al que llamamos pasión, lloré porque me sentí un aporte ante la lucha contra la desigualdad y la discriminación. También lloré por el amor que tengo hacía mi trabajo y todo lo que tuve que aguantar estando detrás de la cámara". Eso lo escribí el 8 de noviembre 2019. Luego el documental pasó por corrección de color y edición de sonido para que el 11 de noviembre estuviera colgado en la gran vitrina de youtube. Mi amigo Coke escribió: “El despertar de los Mestizos”, es la definición de todo este movimiento, los que hoy estamos en las calles alzando nuestra voz somos los postergados de siempre, los hijos de esa mezcla entre criollos, esclavos y mapuches, los que siempre hemos estado soportando en nuestras espaldas el peso de los privilegios de esa élite que llegó hace 500 años a saquear, violar y asesinar todo eso que nunca les ha pertenecido.

Abajo el link del documental "El despertar de los mestizos"

Escrito por Dan Espinoza.

Editado por Evelyn Gómez.

Santiago de Chile 2021.

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